Loma Campana, la reinvención de la industria petrolera

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Su explotación surgió en pleno declive del modelo convencional. Es la nave insignia de Vaca Muerta.

Noventa y cinco años después del descubrimiento de petróleo en Neuquén, la industria petrolera provincial se reinventó con la decisión de explotar los hidrocarburos contenidos en la formación denominada Vaca Muerta. Loma Campana fue la nave insignia del resurgimiento. YPF se asoció con Chevron para reunir los recursos financieros que exigían la exploración y posterior explotación no convencional.
El arranque del proyecto no estuvo exento de polémicas basadas en intereses político-partidarios. La decisión de entrar con equipos al corazón de la roca fue tomada por el gobierno de Cristina Fernández y cuestionada a coro por la oposición del momento.
No sería lo que es Vaca Muerta si en 2012 no se hubiese reestatizado el control de la petrolera YPF, que estaba en manos de la española Repsol.
Vaca Muerta siempre estuvo ahí, se sabía de su existencia con 100 años de anticipación al inicio de las operaciones petroleras. La descubrió un científico mandado a Neuquén por la Standard Oil, de John Davison Rockefeller (ver aparte), de la que surgió luego Chevron.
Los obstáculos que presentaba su condición no convencional habían perdido esa calidad años antes, cuando Estados Unidos encaró la producción masiva de hidrocarburos mediante la técnica del fracking, que permite romper la roca para dejar fluir el petróleo y el gas atrapado por ella.
Repsol nunca tomó en serio la posibilidad de invertir lo necesario para rentabilizar la segunda reserva mundial de gas y la cuarta de petróleo no convencional. Con la reestatización desembarcó Miguel Galuccio en la conducción de YPF.
Fue una pieza clave: pactó la sociedad con Chevron y activó los equipos técnicos dentro de la petrolera nacional para desarrollar un método de producción en la roca, a imagen y semejanza del usado en Estados Unidos, pero con las particularidades exigidas por la formación local.
YPF quedó a cargo de toda la operación del proyecto Loma Campana. Y gastó plata, junto a su socia, como ninguna otra petrolera de las que entraron luego a Vaca Muerta en la experimentación del modelo de producción.
Sin Loma Campana no existiría el negocio de Vaca Muerta tal como se lo conoce. Las empresas que se sumaron luego aprovecharon la experiencia de la petrolera nacional, con el ahorro de recursos económicos que eso supone.

Fuente: La Mañana de Neuquén