Escribe Luciano Caratori (Consultor y ex Subsecretario de Planeamiento Energético)
La dinámica de las ventas de combustibles líquidos en Argentina se recupera de manera heterogénea al
compás del impacto del COVID-19 y de los grados de restricción de actividad impuestos por el Aislamiento
Social Preventivo y Obligatorio en las diversas provincias y localidades.
Este comentario sintetiza y adelanta, con foco en las ventas de combustibles líquidos, los principales hallazgos del reporte “COVID-19: Recuperación heterogénea y qué esperar de la demanda de energía en
Argentina”.
Si bien —siempre medidos en valores promedio diarios— la totalidad de los combustibles líquidos comenzó a recuperarse en mayo ubicándose 27% por encima del valor mínimo que alcanzó en abril (había experimentado un desplome del 42%), aún se encontraba en mayo 27% por debajo de enero, mostrando
una relación similar al compararse contra el mismo mes de 2020.
En el caso del GNC, que había experimentado una abrupta caída en abril del 64% en relación con los valores previos a la vigencia del Aislamiento Social Preventivo y Obligatorio, en mayo comenzó a vislumbrarse una leve recuperación (-42% contra enero, pero un crecimiento del 60% contra el valle) que se consolidó en junio y hoy se ubica en valores un 28% inferiores a los de enero.
Pero sucede que las dinámicas por tipo de combustible también presentan comportamientos dispares en función, principalmente, de sus usos.
Al analizar por separado las naftas, el gasoil grado 2 y el gasoil grado 3, puede observarse que mientras que la dinámica de caída y recuperación de las demandas de naftas y el gasoil grado 3 guardan una íntima relación —trivial e intuitiva— con los movimientos de autos particulares, la demanda de gasoil grado 2, principalmente vinculada con usos en la agroindustria y el transporte, ha reaccionado de una manera completamente distinta al embate del COVID-19 y del aislamiento.
Un análisis expeditivo de cada uno de estos combustibles, vinculado con los datos publicados por Google en su Mobility Report y con aspectos vinculados con la actividad económica de cada una de las provincias y CABA muestran que:
Observándose una evolución reciente muy similar a la de la actividad de “movimiento hacia los lugares de trabajo” relevada por Google, las ventas de naftas a nivel país se ubicaban en mayo casi 50% por debajo de las ventas del mismo mes de 2019, arrastradas principalmente por los aislamientos extendidos en la CABA (-61,8%) y en la Provincia de Buenos Aires (-50,4%), jurisdicciones que explican conjuntamente el 46% de las ventas totales del país (2019). No obstante, el retroceso a la cuarentena «reforzada» en el AMBA impuesta desde inicios de julio podría haber retrasado aún más esta recuperación,
generando una nueva disminución intermensual.
Por su parte, las ventas de gasoil grado 3 muestran un comportamiento similar al de las ventas de naftas, pero aparentemente aún más ligado que aquel a la dinámica de movilidad a los lugares de trabajo, y se ubicó en mayo en valores 33% por debajo de los correspondientes al mismo mes de 2019.
Como en el caso de las naftas, es de esperar que la recuperación de la demanda de este combustible esté condicionada por los mismos factores mencionados en la sección de naftas.
Por último, respecto de las ventas de gasoil grado 2 (75% de las ventas de gasoil en 2019), se ubicaron en mayo apenas 6,4% por debajo del volumen vendido en el mismo mes de 2019 y 5,4% por encima del de enero de este año, amortiguando el colapso de las ventas de combustibles líquidos, sostenidas por
la rápida recuperación en las provincias intensivas en producción agrícola y con mayor participación del transporte en su Valor Bruto de la Producción, muchas de las cuales ya superaban en mayo
los valores de 2019.
En el resto de las jurisdicciones, las ventas acompañan la dinámica de la concurrencia a estaciones de transporte público, moviéndose al compás de la cuarentena, con casos notables entre las provincias hidrocarburíferas y en CABA.
Sin embargo, terminada la «temporada alta» para la actividad agropecuaria, más intensiva en el uso de combustibles, sumada el fin del período invernal, en el que se observó un mayor uso de combustibles líquidos para generación eléctrica (alcanzando, en los hechos, niveles que no se veían desde 2016), podría volver a ralentizarse la recuperación total.