Desde el 20 de marzo pasado, cuando se empezó a aplicar el Aislamiento Social Preventivo Obligatorio –ASPO-, para mitigar el avance del Coronavirus COVID-19, muchas actividades cerraron sus puertas, entre ellas las fábricas de tabaco.
La cuarentena se flexibilizó paulatinamente, permitiendo que algunos sectores se reactivaran, pero aquello no sucedió para la producción de tabaco. Al día de hoy estas fábricas siguen sin abrir.
La Cámara de la Industria del Tabaco (CIT) exhortó a autoridades nacionales y jurisdiccionales para que exceptúen su actividad, pero no obtuvieron respuestas favorables.
Como consecuencia de ello, Hugo Cavallero, vicepresidente de FECRA, asegura en diálogo con surtidores.com.arque al día de hoy sólo reciben el 10 por ciento de los pedidos respecto al 1º de abril.
“A nosotros esto nos repercute en las ventas porque, al tener los locales cerrados sólo abiertos para la venta de paso, el 90 por ciento de lo que comercializamos son cigarrillos y eso atrae consumos paralelos”, indica el dirigente de FECRA y remata: “Perder estas ventas en este momento tan difícil se hace muy duro para la recaudación”.
Cavallero cuenta que desde los primeros días de abril ya empezaban a observar restricciones en la provisión. Tanto Massalin Particulares como British American Tobacco, tabacaleras que lideran el sector, empezaron a reducir las entregas o a poner condiciones en las ventas.
Esto encendió luces de alarma en las Estaciones de Servicio y se plegaron al pedido de las tabacaleras solicitando a que puedan volver a operar. Desde FECRA enviaron notas al gobernador bonaerense Axel Kicillof, al jefe de Gabinete, Santiago Cafiero, y al ministro de Producción, Matías Kulfas. Allí solicitaron la reapertura de las fábricas de cigarrillos respetando protocolos sanitarios.
Según pudo saber este portal de noticias, una de las dos empresas que lideran el sector tabacalero ya inició gestiones para importar producto y suplir parcialmente esta faltante que ya afecta a muchos puntos del país.