El futuro del transporte propulsado a gas: GNC, GNL y Biogas

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GAS EN EUROPA DESTINADO A LA MOVILIDAD
En los países desarrollados, la Agenda de Políticas Públicas está liderando cambios que propician menores niveles de emisión y de contaminación en lo que hace a la logística y la movilidad pública y privada. En este marco, se ha constatado que el 24% de las emisiones mundiales de efecto invernadero son producidas por los medios de locomoción, incluido el tráfico aéreo y el marítimo, de acuerdo con reportes de BP Global.
La Unión Europea ha dictado la Directiva Europea 2014/94/UE, tendiente a construir Legislaciones que promuevan el uso de combustibles menos contaminantes, incluidos la movilidad eléctrica, el GNC & GNL, los Biocarburantes y el Hidrógeno. Así pues, sus medidas tienden a coordinar a los países miembros de la Unión Europea en post de alcanzar la competitividad de estos nuevos insumos menos contaminantes, garantizando su escala, rentabilidad y promoviendo su expansión con objetivos concretos (técnicos, ambientales, económicos y regulatorios), que resultan de estricto cumplimiento.
Cabe destacar que el gas natural, en complemento con el desarrollo del biometano, está comandando un proceso de crecimiento sostenido de recambio de combustibles fósiles (diésel o gasóleos)
a otros de transición, como lo son el GNC y el GNL.

Se considera que estos nuevos combustibles generan menores emisiones, y a su vez resultan competitivos en términos económicos.
Europa actualmente tiene unas 4.120 Estaciones de GNC (yBio GNC) y 414 de GNL (yBio GNL) instaladas,
mientras se prevé que hacia 2030 la tendencia llegará a las 10.000 y 2.000 estaciones respectivamente.
Por su parte, se estima que los vehículos pesados propulsados a GNC & GNL (incluidos buses que transitan en ejidos urbanos) alcancen una penetración sobre el mercado vehicular del orden del 40% hacia el año 2040, liderado por Alemania, Francia, Inglaterra, Italia y España.
El uso del GNL se está promoviendo aceleradamente en el mercado marítimo, que intenta minimizar las
emisiones de azufre y los altos niveles de material particulado. Así, existen en 2021 unos 450 buques
propulsados a GNL (sumando aquellos que están en operaciones y los próximos a operar), y en las nuevas
construcciones el gas ya representa un 20% sobre el total demandado, previéndose una penetración
sostenida del GNL y un aumento de la actividad de bunkering de GNL en todos los puertos europeos.
En tal entender, conforme registros de la Unión Europea, el GNC resulta un -60% más económico
que las gasolinas (naftas) y un -42% más módico que los gasóleos (o diésel).
El desarrollo del GNL en vehículos pesados de larga distancia y en buses urbanos, junto con la utilización
del GNC, determinarán una modificación profunda en el esquema de movilidad a nivel internacional.
Actualmente el gas natural es entendido como el combustible de “transición” hacia matrices renovables.
Los motivos de tal acontecer están centrados básicamente en la búsqueda de combustibles menos contaminantes y a su vez competitivos.

En tal sentido, Europa ha prestado especial atención y desarrolla un parque automotor liviano, otro tanto de transporte pesado, y mayormente para uso urbano de pasajeros, provistos a gas natural.
Asimismo, las tecnologías de GNL han dado paso a la autonomía ante largas distancias (1.200 kilómetros), y el uso del GNC en la logística suburbana y en el transporte urbano (450 kilómetros).
Estos avances generan menores contaminantes, puntualmente material particulado, e inclusive disminuyen los ruidos nocivos.
Su expansión se inserta también, de forma coordinada por las Directivas Europeas, al transporte marítimo y al ferrocarril.
La movilidad sostenible resulta un elemento de relevancia a la hora de catalogar y promover el uso del gas natural. Ello pues en los países desarrollados se incluyen medidas que incentivan tal utilización, a saber: a) etiquetas de promoción verde GNC (ECO), b) etiquetas de eficiencia, c) promoción urbana de pasajeros, d) incentivos económicos (desde bonificaciones una vez efectuada la conversión a GNC o GLP, hasta subvenciones directas a áreas específicas vinculadas con el turismo o taxis).
La Unión Europea ha dictado una normativa integral, Directiva europea 2014/94/UE, que establece la necesaria localización de una estación de GNL cada 400 km, una de GNC en municipios de más de 100.000 habitantes, y una estación de GNC en carreteras de la Red Ten-T (“Corredores azules”) cada 150 km y en ciudades de más de 100.000 habitantes.
De este modo, bajo la estructuración de Corredores viales se ha logrado que, en 2016 por vez primera, un camión a GNL haya unido localidades del Sur de España con Suecia.

Para finalizar vale destacar la tendencia mundial a migrar hacia el gas natural como combustible vehicular en el transporte, por sus condiciones ecológicas y económicas. Países como España, Alemania, Italia y Estados Unidos están lanzando cada vez más unidades propulsadas con gas natural. A su vez la amplia
disponibilidad mundial del gas natural fomenta dicha estrategia.
SUDAMERICA Y ARGENTINA MERECE INTENSIFICAR LA UTILIZACION DEL GNC Y GNL
La tendencia observada en otros países da la pauta de la ventaja que presenta Sudamérica, que tiene recursos gasíferos, proveniente de yacimientos disponibles en áreas diversas, a precios competitivos y además presenta todo un entramado industrial, tecnológico y vehicular para promover el sector.
En los hechos, Sudamérica resulta el segundo continente por relevancia en el número de puntos de repostaje y vehículos destinados al uso del gas, liderado por Brasil.
En tal entender, vale poner de relieve que resultaría beneficioso avanzar en políticas tendientes a promover los planes y proyectos de ordenamiento y mejora del sistema de transporte de pasajeros y de carga, con el
propósito de promover movilidades saludables. Argentina ha logrado una amplia difusión del uso del gas natural mediante la conversión de su parque automotor a GNC. Dicho proceso resulta de relevancia, pues por un lado ha logrado generar demanda de un insumo que presenta una ventaja comparativa, y por el otro encadena todo un desarrollo de valor agregado en fabricación de surtidores, compresores, cilindros e ingeniería propia.
En este marco, durante el año pasado, se verificó una fuerte intensificación en el uso del gas vehicular destinado al transporte pesado, comprobando que, desde marzo 2020 a mayo 2021, vertiginosamente se han incorporado unos 140 camiones y buses propulsados a GNC y GNL, a los que se suman unos 1,75 millones de vehículos livianos. Se destacan además experiencias de buses propulsados a GNC que circulan en CABA y en varias provincias del Centro y de la Patagonia, dando origen al futuro uso del gas en el transporte público.
En este punto, resulta preciso destacar la profusa red de carga de GNC, que eventualmente podría incluir al GNL, y que supera las 2.000 estaciones con una distribución geográfica homogénea a lo largo del país.
En línea con lo expuesto, los transportes propulsados con motores que utilizan gas natural como combustible, se ofrecen como una alternativa potencialmente viable en nuestro territorio nacional, tanto por la disponibilidad de ese combustible gaseoso, como por la extensión de sus redes de distribución y despacho. Su uso traería aparejado una reducción notoria de la emisión de ruidos, gases tóxicos, mejorando de esa forma la condición de vida de la población. Máxime si se considera que el grueso de los camiones circula actualmente utilizando gasoil grado 2 (o su equivalente Euro II), que resulta
verdaderamente disonante de las perspectivas mundiales y altamente contaminante.
Asimismo, el desarrollo tecnológico alcanzado, aplicado al funcionamiento de los motores de combustión interna utilizados en el transporte, permite lograr un control de dicha combustión. Lo cual además
de sus virtudes ecológicas facilita un uso racional de los recursos energéticos, el desarrollo industrial y el eslabonamiento productivo asociado al sector.

Ahora bien, conforme avanzan los objetivos del reciente “Plan de Promoción de la Producción de Gas Argentino”, y considerando maximizar los efectos de una matriz de transporte que intensifique la utilización del GNC (Gas Natural Comprimido) y del GNL (Gas Natural Licuado), se podría valorizar la producción del gas local, tanto por la estructuración de contratos de largo plazo, como por los precios reconocidos en estos mercados.
Las proyecciones estudiadas indican que, con políticas activas para dinamizar el sector y una relativa penetración de vehículos con motores dedicados a gas, en el término de 10 años el consumo de gas destinado a la locomoción en Argentina podría pasar de los 5,1 millones de metros cúbicos diarios en 2020 (que se vio disminuido considerando los efectos derivados de la pandemia), a los 23,28 millones de metros cúbicos por día, de forma continua y sostenida.

En síntesis, en el mediano plazo será necesario que Argentina adecue un conjunto de políticas y afectaciones empresariales, en consonancia con el plano internacional y los Acuerdos Medioambientales firmados en este ámbito, por ello resulta sumamente relevante analizarlo y planificar una agenda cuyo
abordaje sea integral.
La sostenibilidad ambiental y los compromisos internacionales nos motivan a encontrar salidas que fomenten el uso de combustibles más limpios y económicos. Argentina debe definir su plan de desarrollo energético, pensar en monetizar Vaca Muerta incluye dar valor a las redes de carga de gas existentes y futuras, y constituye una de forma de adicionar valor agregado y empleo argentino a lo largo de nuestro extenso país.

  • Lic. María Fernanda Martínez Linares:
    Docente CEARE-UBA.
    Mg. Universidad de Barcelona (UB). Economía de la Regulación, Tarifas y Servicios Públicos en Energía.
    Mg. Universidad Europea Miguel de Cervantes, Especialista en Economía Circular, Medio Ambiente & Movilidad Sostenible